Las bacterias y otros microorganismos se comunican entre sí a través de señales químicas y electromagnéticas. De ahí que las intervenciones con biomagnetismo sean tan eficaces en el tratamiento de problemas con microorganismos.
Como dijo Emilio Santos las bacterias que todos poseemos en nuestra microbiota tienen una conducta determinada y una forma de relacionarse sofisticada.
Algunos ejemplos son estos:
- La formación de biofilms requiere de decisiones conjuntas.
- Las bacterias se reorganizan bajo la presencia de antibióticos.
- Entre diferentes especies cambian el material genético para hacerse más resistentes a antibióticos.
- Para entrar en una célula la bacteria necesita encajar en el receptor de dicha célula, pues bien Escherichia Coli es capaz de introducirse sin la presencia de ese receptor ya que es ella la que aporta el receptor a la célula para poder entrar.
Si viendo esto crees que la modificación de la microbiota es tan sencilla como intervenir con probióticos, es un pensamiento totalmente alopático.
Pregunta: ¿Crees qué tu conducta cambia la composición de la microbiota?
Este es uno de los temas que vamos a tratar en el Máster de Salud Intestinal y Microbiota que ha comenzado este mes de noviembre.
Un Máster enfocado a que el estudiante-terapeuta obtenga todo el conocimiento práctico y científico en el diagnóstico y tratamiento de las patologías o disfunciones digestivas, integrando diferentes técnicas desde distintas perspectivas que se podrán aplicar según cada caso: nutricionales, ortomoleculares, microbióticas, conductuales y, sobre todo, contextuales según la situación del paciente.
Obteniendo un enfoque tanto microscópico como macroscópico del paciente y unas herramientas que van dirigidas a la patología digestiva, sin perder de vista que una disfunción digestiva tiene siempre una repercusión en los otros sistemas.
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