La ansiedad es un trastorno caracterizado por sentimientos de preocupación, nerviosismo o miedo excesivo. Es un mecanismo dependiente del sistema límbico, especialmente de la amígdala, que desempeña un papel crucial en la respuesta emocional y la regulación del miedo. La amígdala procesa y responde a las señales de amenaza o peligro, desencadenando respuestas fisiológicas y conductuales asociadas con la ansiedad como mecanismo de protección biológica.
La percepción e interpretación que realiza nuestro sistema nervioso de las amenazas y peligros que le rodean, no se limita exclusivamente a mecanismos externos, sino también a mecanismos interoceptivos.
La interocepción desempeña un papel esencial en la regulación emocional y en la toma de decisiones. La conciencia de las señales internas del cuerpo puede influir en la manera en que una persona experimenta y responde a las emociones, es decir, nuestro cerebro recoge información de los riesgos externos, pero también de los riesgos internos para así cambiar la forma en la que la persona interpreta su entorno para poder sobrevivir.
Por tanto, en la generación de la ansiedad hay diferentes variantes que pueden sumar a favor y que a su vez podemos utilizar para desactivarla.
En ocasiones eliminar la causa externa que puede ser el motor de la ansiedad de una persona no es posible a corto plazo y se hace mucho más solvente, terapéuticamente hablando. Resulta necesario, por tanto, intentar de forma paralela desarticular los mecanismos intrínsecos que pueden señalizar al sistema nervioso, es decir, la puesta en marcha del “modo riesgo” del organismo.
En nuestra formación integrativa de Psiconutrición, mente y emociones estudiaremos y atenderemos tanto la manera en la que podemos desactivar psicológicamente los factores estimulantes del miedo y la ansiedad, como la forma de intervenir orgánicamente en los mecanismos fisiológicos que apoyan este trastorno. Pensemos que estos mecanismos fisiológicos son simultáneos a otros desequilibrios como puede ser el insomnio, la depresión o los trastornos neurodegenerativos. Así, hablaremos de intervenciones específicas tanto a nivel celular como metabólicas, inmunológicas y neurológicas.
Además, podremos comprobar cómo en estos desequilibrios juegan un papel importante en la relación ansiedad-neuroinflamación las citocinas inflamatorias, la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa). Estas moléculas pueden influir en la función cerebral y en la regulación emocional.
Las estrategias metabólicas, nutricionales, de entrenamiento cerebral, oxigenación celular o de manejo glial inmunológico serán determinantes para lograr la eliminación profunda de los trastornos mentales.
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