EL SUEÑO, INTESTINO Y MICROBIOTA
La relación entre el intestino, la microbiota y el sueño es un área de investigación emergente que ha captado mucho interés debido al impacto profundo que la microbiota intestinal tiene en el cerebro y el comportamiento, incluido el sueño.
En este artículo voy a tratar de resumir esta conexión y algunos mecanismos claves a través de los cuales la microbiota intestinal puede influir en el sueño y viceversa.
Eje intestino-cerebro y el papel de la microbiota
La microbiota intestinal está compuesta por billones de microorganismos, principalmente bacterias, que viven en el tracto digestivo y participan en numerosas funciones fisiológicas esenciales para la salud. El eje intestino-cerebro es la conexión bidireccional de comunicación entre el sistema nervioso central y el tracto gastrointestinal, a través del cual la microbiota puede influir en el cerebro y viceversa. Esta comunicación ocurre gracias al nervio vago mediante varios mecanismos, como la producción de neurotransmisores, la modulación del sistema inmunológico y la actividad del sistema nervioso autónomo. Son comunicaciones químicas y eléctricas que afectan directamente a la salud mental e intestinal.
Influencia de la microbiota en el sueño
La microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la regulación del sueño mediante los siguientes mecanismos:
- Producción de neurotransmisores: Algunas bacterias en el intestino producen neurotransmisores como la serotonina, el GABA (ácido gamma-aminobutírico) y la dopamina, los cuales son esenciales para la regulación del sueño y el estado de ánimo. Aproximadamente el 90% de la serotonina en el cuerpo se produce en el intestino y tiene efectos indirectos en la regulación del sueño en el cerebro, ya que la serotonina se convierte en melatonina, hormona directamente implicada en la regulación del ciclo circadiano como inductora del sueño.
- Inflamación y citoquinas: Un desequilibrio en la microbiota (disbiosis) puede llevar a una respuesta inflamatoria sistémica. Esto se debe a que ciertos metabolitos producidos por bacterias pueden desencadenar la liberación de citoquinas proinflamatorias, que afectan negativamente la calidad del sueño y aumentan el riesgo de insomnio.
- Ácidos grasos de cadena corta (AGCC): Las bacterias intestinales producen AGCC como el butirato, el propionato y el acetato durante la fermentación de fibra. Estos AGCC pueden tener un efecto positivo en la salud mental y mejorar la función cerebral, lo cual favorece el sueño. Además, los AGCC también influyen en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, protegiendo el cerebro de toxinas y manteniendo su ambiente interno adecuado para la regulación del sueño.
- Efecto sobre el eje HPA (hipotálamo-pituitaria-adrenal): La microbiota puede influir en la actividad del eje HPA, que regula la respuesta al estrés. Un desequilibrio en la microbiota puede contribuir a una respuesta al estrés aumentada, afectando la liberación de cortisol y, en consecuencia, el sueño.
Cómo el sueño afecta la microbiota
La relación es bidireccional, por lo que el sueño también afecta a la microbiota intestinal. Un sueño deficiente o insuficiente puede alterar la composición y diversidad de la microbiota de las siguientes maneras:
- Disbiosis inducida por el estrés y falta de sueño: La falta de sueño puede aumentar el estrés fisiológico, alterando la proporción de bacterias beneficiosas y patógenas en el intestino. Esto a su vez puede empeorar la salud intestinal y afectar el eje intestino-cerebro.
- Cambios en los ritmos circadianos: El intestino también tiene un “reloj” circadiano que está en sincronía con el ciclo de sueño-vigilia del cuerpo. La privación de sueño o los trastornos del sueño pueden interrumpir este ritmo circadiano intestinal, afectando negativamente la producción de metabolitos beneficiosos y la composición de la microbiota.
Conclusión
La relación entre el intestino, la microbiota y el sueño es compleja y está mediada por mecanismos bioquímicos, hormonales y neurológicos. Hoy en día se sabe que mantener una microbiota saludable es clave para mejorar la calidad del sueño y viceversa.
Las intervenciones en el estilo de vida como una alimentación rica en fibra y alimentos prebióticos, la reducción del estrés y el ejercicio regular pueden jugar un papel importante en el mantenimiento de un equilibrio adecuado en esta relación.
Por Andrea Bretones
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