by Jose Sánchez
Agua pasada sí mueve molino…
La mayoría de corrientes psicológicas tienen en cuenta el pasado como causa o medio para entender y solucionar nuestros problemas y limitaciones. Este concepto no es ajeno a tradiciones y culturas antiguas en las que todo se encontraba atrás, en la memoria. Basta leer las tragedias griegas, los libros sagrados o las leyendas de los pueblos ancestrales para advertirnos de la importancia de lo vivido en relación a lo que queda por vivir. Desde que Freud y Jung postularan la existencia de un subconsciente personal y colectivo, es aún más evidente la necesidad de recapitular, re-acordar, sanar y aprender de nuestras experiencias anteriores. Somos hijos de la historia y toca aprender de ella.
Con frecuencia lo evitamos, argumentando no querer volver a sufrir. Ello marca un juicio implícito, ya que recordar, si se realiza desde la conciencia adecuada no es sufrir, sino liberar, aprender y evolucionar.
La libertad no se encuentra en el mañana sino en el ahora y éste, tal como la moderna neurociencia demuestra, es un juguete en manos de nuestra mente subconsciente. Esta no juega al lenguaje de las palabras sino al de los hechos y patrones, que aún no siendo aceptados, comprendidos o considerados justos, son lo que son, más allá de nuestros gustos y preferencias.
Algunas personas me preguntan: “Parece correcto y lógico pero ¿no hay que vivir el presente?”. En efecto pero no percibimos el presente tal como es, precisamente porque le llenamos de juicios, prejuicios, ideas y códigos almacenados en nuestra memoria emocional.
Percibimos la realidad a través de nuestros sentidos, con aderezos personales y culturales y creemos que la realidad es la que vemos y escuchamos… hasta que las piezas no encajan: hay insatisfacción, dolo, tristeza, ansiedad, envidia, celos, rencor, competitividad mal manejada, miedos y miedos…
El cerebro fresco, resiliente, flexible, plástico es el cerebro que ha mirado y renovado atrás. Barbecho en la tierra de la mente, limpieza del polvo de los armarios internos que es eliminado, recolocado, transformado bajo la luz de la vida, la respiración, la conciencia, lejos del juez de los pensamientos.
Existen muchos métodos para ir hacia ese atrás. El atrás es un cerebro límbico, instintivo y reptiliano. No podemos ir allí sólo con la palabra o la razón. Viajamos también con las sensaciones, los sueños, los símbolos y los recuerdos.
Dentro de las diversas herramientas útiles que se presentan para sanar el pasado y volver a la Vida, dos destacan por su aspecto completo y holístico. Van más allá del sillón del terapeuta – paciente y se unen en algo más grande: la fuerza de Vida, la naturaleza y el trabajo que no sólo contempla razón, emoción e instinto de forma teórica, sino que lleva a vivenciarlos cada uno en su modalidad particular.
El árbol familiar no es una simple colección e interpretación directa de datos sino una búsqueda mitad Sherlock Homes y mitad perro – guía hacia las partes no entendidas de uno mismo, desde una óptica cerebral completa. Nada queda sin considerar en este enfoque, todo lo ocurrido nos lleva a lo que somos ahora.
La recapitulación, conocida como el psicoanálisis de los indígenas, no es una técnica psicológica al uso, sino un viaje de la conciencia y el cerebro en medio de la naturaleza que posibilita una mayor comprensión de lo que somos.
Como cualquier herramienta el poder está en el uso, el practicante y el método didáctico. Sanar el pasado, en esta óptica, implica un tiempo y dedicación personal, intenso y directo. No se trata de realizar excursiones puntuales a situaciones puntuales en momentos concretos o de solo mirarse en el sillón del terapeuta una vez por semana o de entender racionalmente lo que pasó. Se trata de implicarse más allá, con un grupo, un compromiso, la naturaleza y un método, para transformarse de una vez por todas.
Y es que crecer, es simplemente, recordar. No tus traumas, creencias o dolores, sino recordar más allá de ese pequeño Yo que se siente individuo, para llegar a la familia, el clan, la especie, las células y el universo.
Un viaje, considero, que todo humano debería realizar una vez en su Vida. Quizá compruebe después la no sólo sutil, sino más que evidente diferencia entre quien es y quien creía ser.
Sanar el pasado y volver a la Vida.
Jose Sánchez. Director Caminar, Meditar, Vivir
Colaborador Instituto de Estudios Naturales IEN
Ingeniero industrial y Biotecnólogo. Investigador de la conciencia a través de la neurociencia aplicada, meditación y prácticas de culturas ancestrales
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