Las lunas en astrología. Emociones y memoria.

Decimos con facilidad que alguien es “lunático” y vemos, con muchos ejemplos tradicionales, la influencia de la luna en las mareas y como siempre se ha vinculado con la menstruación. Pero estos ciclos no son exclusivamente femeninos (los ciclos lunares, claro), sino que pertenecen a todas las personas.

Con facilidad y sin aparente relación, también muchos de nosotros nos estancamos en situaciones emocionales, hacemos válido el refrán que dice “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, y repetimos, en definitiva, una vida en errores distintos, porque conservamos los mismos miedos.

En astrología, la luna es el ciclo constante de nuestras mareas emocionales, el recuerdo que vuelve una y otra vez, previo, escondido o claro, de nuestro pasado o lo que nosotros recordamos de ese pasado. Simboliza nuestra memoria emocional, esa necesidad de seguridad por la que repetimos procesos y por la que seleccionamos nuestros recuerdos, ya que cambiar también significa, muchas veces, volver a un lugar, a un lugar conocido. Creamos “espacios” a los que regresamos para sentirnos seguros y que usamos como un recurso diario.

Comprender estos mecanismos y ciclos nos hace conscientes de nuestros propios cambios, pero también nos permite entender los procesos de los demás. La luna es lo que hemos sido y, por lo tanto, la estima de lo que somos, por eso es tan importante conocer bien este ciclo cambiante para poder entender nuestros propios cambios.

La astrología es un estudio fascinante. Cuando uno se encuentra ante la astrología no está aprendiendo algo habitual, un conocimiento que se puede adquirir impunemente. El estudio profundo de la astrología imprime cambios profundos de conciencia, ya que lo que se aprende no sólo concierne al interior del alumno, sus parientes, su memoria y todos sus conocidos sin excepción. Va más allá. De la astrología puede comprenderse la evolución de todo lo que alguna vez se definió en una duración.