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La Conexión entre las Flores y la Salud Emocional: Cómo la Terapia Floral Puede Transformar tu Bienestar

El reino vegetal es un reino que nos resulta cercano y lejano a la vez. En realidad, poco sabemos sobre las plantas y lejos de escudriñar su vivir, parece que nos basta con saber que nos dan oxígeno. En clase suelo pedir a mis alumnos que me describan un perro o un gato. Muchos son los atributos que utilizan para definir de una forma muy fidedigna a dichas criaturas, pero cuando les digo que describan su cactus, su geranio o cualquier planta que tengan, pronto se les agota el vocabulario.

Las plantas inauguran prácticamente la Vida, residen este planeta mucho antes que los primeros esbozos de la vida animal, y eso quiere decir que nos sacan la escalofriante cifra de 400 mil millones de años de diferencia. Cada ser presente en este planeta es el resultado de un laboratorio natural, donde por ensayo y error, los que estamos presentes, ya sea un insecto, una planta o un mamífero, hemos adquirido un grado de adaptación que nos hace desarrollarnos como entidad orgánica.

Efectivamente las plantas son organismos altamente evolucionados, que han escogido una serie de estrategias distintas a las nuestras, pero altamente competentes y a unos niveles que el humano a día de hoy no es capaz ni siquiera de prestarle atención para poder conocer.

En biología sabemos que cualquier novedad que surja como fruto de la evolución y que sea estable, otorga ventajas, mejoras y equilibra al resto del organismo. Pues bien, es aquí donde quería llegar con esta introducción; el último invento que pusieron las plantas sobre la mesa fue la aparición de la flor. Es la estructura más evolucionada de lo que denominamos plantas. Y en efecto simplemente mediante la observación podemos apreciar cómo, por ejemplo, las plantas más grandes tienen las flores más desapercibidas, y las plantas más pequeñas posen las flores más deslumbrantes. No hay más que darse un paseo por un bosque y compararlo con lo que nos encontramos en una floristería. Es la ley natural, la tendencia a la compensación, todo lo que conocemos sigue esta ley invisible. La flor vino para equilibrar al resto de la planta.

Este hecho, inadvertido por la mayoría, es de gran relevancia para entender la terapia floral. Fue un médico, puede que uno de los médicos con mayor renombre en el siglo XIX en Inglaterra, especializado en patología y bacteriología, que después de una brillante carrera decidió hacer un giro a su carrera.  El Dr. Bach no convencido por las estrategias oficiales de la medicina, emprendió la búsqueda de remedios en la Naturaleza, que conectaran con la parte sutil de los humanos: las emociones. Observó en sus propias carnes que el estado de ánimo articula el cómo se va a desarrollar la enfermedad, la dolencia o el desequilibrio en el paciente.

De un forma muy intuitiva acabó por encontrar lo que estaba buscando, la sinergia entre las flores y nuestro campo emocional. Ambos están cosidos por el hilo de la evolución.

Si los atributos que caracterizan una planta se parecen o resuenan con las que tu organismo necesita para coger el camino de la recuperación física, mental o emocional, usa su flor, ya que su función es equilibrar dicha planta. Esta es la piedra angular que sustenta el uso de las flores para elaborar remedios que abordan la salud desde un plano distinto al estrictamente físico.

Y es que hay plantas robustas, frágiles, flexibles, suaves, rastreras, trepadoras, presumidas, dominantes, sencillas… Están las que se defienden y las que se muestran, las hay sociables, solitarias… ¿Cuál es la tuya?

 

Por Juan Carlos Gálvez

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