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La filosofía naturista de la nutrición

«Solo cuando el último árbol sea abatido, el último río envenenado y el último árbol cortado, nos daremos cuenta de que el dinero no se puede comprar» (Nube Roja, jefe Sioux)

Hoy en día en “nuestra sociedad” el progreso en muchos aspectos de nuestra vida es más que evidente Antes se pasaba más hambre, más frío o calor, había peores condiciones higiénicas, se consumía agua en mal estado, los trabajos eran mucho más duros y el tiempo de trabajo excesivo, existían sistemas políticos más injustos como el feudalismo o las monarquías absolutistas…

Aunque este progreso material y científico es destacable, no se ha materializado lo suficiente en el grado de salud que disfruta nuestra sociedad actual debido a la separación de los individuos de la naturaleza, el poco respeto hacia esta, los abusos en la comida, en la manera de vivir, los estimulantes, la bebida, la vida demasiado cómoda y sedentaria, la falta de ejercicio, el exceso de ocio y de estrés, la ansiedad, la obsesión por los bienes materiales, las prisas, la abundancia de información o la competitividad, por nombrar algunos aspectos.

El sistema de salud natural se basa en el respeto a las leyes naturales que rigen la vida de todos los seres vivos, que nos equilibran y nos dotan de un buen grado de salud.

Los animales suelen seguirlas (siguen su instinto natural) y por ello gozan de buena salud, siendo la enfermedad una excepción a lo largo de toda su vida.

Por eso cuando tienen hambre comen y cuando no tienen hambre no comen. Duermen cuando tienen sueño, etc. Si el hombre no disfruta de buena salud es porque desoye frecuentemente las leyes naturales que rigen su vida, y trata de evitar las consecuencias con medicamentos paliativos, antes que moderar sus excesos.

Desde el IEN, os queremos trasladar unas pautas básicas de dietética, que pueden ayudaros a llevar una dieta más en consonancia con la naturaleza.

 

Consejos dietéticos básicos

  • Priorizar alimentos frescos y poco procesados, a poder ser ecológicos o de la mayor calidad posible, de temporada y de la zona.
  • Incrementar el consumo de alimentos crudos, lavando o pelando si se sospechan pesticidas y dar prioridad a los integrales.
  • Consumir frutos secos y semillas de calidad, evitando su oxidación.
  • Consumir cereales o pseudocereales (evitando el gluten):
  • Arroz integral, trigo sarraceno, espelta, quinoa, mijo…
  • Y legumbres:
  • Garbanzos, azukis, lentejas…
  • Evitar las monodietas, la variedad facilita la ingesta de micronutrientes.
  • Comer variado pero no demasiado.
  • Consumir pocos dulces, azúcar y miel.
  • Cambiar la sal refinada por una sal sin refinar (sal completa).
  • Cocinar a fuego lento:
  • Menos de 110º: vapor, estofado, plancha.
  • Verduras al dente.
  • Tubérculos con piel.
  • No recalentar.
  • Remojar legumbres unas horas y tirar el agua (nos deshacemos de las saponinas y otras sustancias potencialmente tóxicas).
  • Consumir de manera ocasional: cordero, cerdo, cabrito, lácteos, mantequillas, repostería y alcohol.
  • Consumir pescado y carnes blancas de calidad, de manera esporádica.
  • Utilizar aceites crudos y de primera presión en frío.
  • No abusar de líquidos antes, durante y después de las comidas, diluyen los jugos gástricos.
  • Comer de manera tranquila, masticando bien los alimentos e Intentando tener un horario fijo para las comidas.
  • Recomendable cenar al menos 2 horas antes de dormir.
  • Importante comprobar la ausencia de alérgenos: leches y/o derivados, levaduras, soja, huevo, maíz, azúcar o almidón, gluten, etc.

Lo primero que tenemos que cultivar hoy dentro de nuestros hábitos alimentarios es la moderación. Desarrollar esta virtud es más necesaria que nunca, pues vivimos en una sociedad de opulencia, despilfarro y de excesos, que nos hace consumir más de la cuenta.

Por ello te respondemos a la pregunta:

 

¿Cuánto debemos comer?

Se han hecho numerosas investigaciones sobre dietas y una de las que mejor ha funcionado ha sido la de reducir la cantidad en la ingesta. Se ha demostrado con asombro para muchos científicos de la nutrición que comiendo menos se está más sano, que reduciendo la dieta y acostumbrándonos a comer menos, se está mejor.

También es recomendable el ayuno, principalmente en primavera y otoño, pero sin llegar a tanto, descansar de comer un día puntual es otra de las medidas aconsejables, que se dedujeron de las investigaciones antes descritas y que se demostraron eficaces para mantener nuestra salud y la buena digestión.

La moderación es la clave para conseguir que el sistema digestivo y sus órganos no se agoten y tengan suficiente energía para realizar sus funciones digestivas y de asimilación.

Además se produce un aprovechamiento nutritivo máximo de cada comida que ingerimos, dejando menos residuo no aprovechable para que los órganos emuntorios encargados de la depuración no se vean nunca sobrecargados en su trabajo de eliminación y detoxificación.

De esa manera, el hígado, los riñones, la vejiga, los intestinos, los pulmones y la piel, podrán realizar su función depurativa y eliminatoria correctamente. Así el cuerpo no se fatigará y se mantendrá vigoroso.

La nutrición es un tema que vemos más a fondo en nuestro Asesor en Plantas Medicinales y Nutrición.

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