Kinesiología es el lenguaje muscular con el que el kinesiólogo/a mantiene una conversación. Este lenguaje está directamente conectado con nuestra inteligencia innata en todo ser vivo. Kinesiología y estrés son una buena combinación ya que en kinesiología las respuestas se transmiten a través de nuestro sistema nervioso y neurológico, creando un diálogo muy eficaz entre la persona y el kinesiólogo/a.
Este diálogo que se establece nos marca el camino a seguir para apoyar en un proceso, como es en el caso de sufrir estrés. Es la brújula que nos indica la dirección más adecuada para optimizar nuestros recursos de energía y poder ayudar en diferentes procesos. En este artículo os voy a hablar cómo a través de las terapias alternativas, en concreto la kinesiología, se trata el estrés.
¿Qué es el estrés?
Para entender mejor el concepto de qué es y qué no es el estrés, esa palabra tan de moda hoy en día, observemos el siguiente cuadro:
El estrés es | El estrés no es |
La reacción que tiene un organismo ante cualquier demanda. | Necesariamente nocivo, ya que a menudo ayuda a alcanzar los objetivos deseados. |
Un estado de fuerte tensión fisiológica y psicológica. | Ansiedad. |
La preparación para el ataque o la huida. | Miedo. |
El comienzo de una serie de enfermedades. | La causa directa de las enfermedades, aunque con frecuencia contribuye a su desarrollo. |
Estrés es un término que implica una idea de violencia, tensión y coacción. Algunos lo han definido como un estado de tensión del organismo forzado a movilizar sus defensas para hacer frente a una situación amenazante.
El estrés fue descrito por el endocrino austriaco Selye en 1936. Lo describió como un síndrome producido por diversos agentes nocivos que más tarde sería conocido como respuesta al estrés, síndrome general de adaptación o enfermedades de adaptación.
Etapas del estrés
Toda respuesta al estrés tiene 3 etapas que dependen del tipo, dosis y duración delestímulo:
- De alarma.
- De adaptación o resistencia.
- De agotamiento.
- Fase de alarma:
Esta fase constituye el aviso claro de la presencia del agente estresante. Las reacciones fisiológicas son las primeras que aparecen para advertir al afectado que ha de ponerse en guardia. Una vez ha percibido de la situación, el sujeto debe hacerle frente y resolverla.
- Fase de resistencia:
La persona entra en esta fase cuando el estrés extiende su presencia más allá de la fase de alarma. Se frustra y sufre como consecuencia de la situación. Empieza a darse cuenta de que está perdiendo mucha energía y su rendimiento es menor. Tiene que hacer algo para salir adelante, pero no encuentra el modo.
- Fase de agotamiento:
Esta fase se caracteriza por la fatiga, la ansiedad y la depresión que pueden aparecer por separado o de forma simultánea.
Distintos tipos de respuestas:
Si observáramos la respuesta de cualquier animal salvaje en la naturaleza momentos antes de una confrontación con un rival, detectaríamos los siguientes estados orgánicos:
- Segregación abundante de hormonas.
- Aceleración de la circulación sanguínea.
- Aparición adicional de glucosa y glóbulos rojos en la sangre.
- Reactivación de los mecanismos de coagulación.
- Mayor intensidad en la respiración.
- Aumento de la agudeza de los sentidos.
- Inhibición del sistema digestivo y de otros procesos innecesarios en ese momento, como puede ser la función sexual.
Respuestas fisiológicas:
Todas las señales de alarma que llegan al cerebro son enviadas al hipotálamo, pequeño órgano situado en el centro de la masa cerebral. El hipotálamo transmite mensajes a todos los organismos por vía nerviosa y por vía sanguínea. Por vía nerviosa, los estímulos producidos por el hipotálamo se transmiten al sistema nervioso simpático, que regula las funciones orgánicas. Dichos estímulos llegan a producir alteraciones en el funcionamiento de los órganos. También provocan un aumento en la secreción de adrenalina y noradrenalina, que pasan a la sangre y producen reacciones sobre todo al organismo.
Por vía sanguínea, el hipotálamo estimula la hipófisis, la cual segrega distintas hormonas que, tras pasar a la sangre, actúan sobre todo el organismo. Lo ideal es evitar el agente estresante que inicia la cadena de alarma. Respuestas psicológicas:
El estrés, además de las alteraciones orgánicas del apartado anterior, también provoca una serie de efectos que tienen que ver con los procesos mentales y de conducta. Las respuestas psicológicas al estrés suelen ser las siguientes:
- Pérdida de la capacidad intelectual.
- Irritabilidad.
- Insomnio ansiedad.
- Inhibición del deseo sexual.
- Depresión.
Pensamientos e ideas:
- Concentración y atención: Dificultad mental para permanecer concentrado en una actividad difícil. Frecuente pérdida de atención.
- Memoria: La retención se reduce tanto en la memoria a corto plazo como en la memoria a largo plazo.
- Reacciones inmediatas: Los problemas que exigen una reacción inmediata se resuelven de forma impredecible.
- Errores: Cualquier problema que requiera actividad mental tiende a solucionarse con un número elevado de errores.
- Evaluación actual y proyección futura: La mente es incapaz de evaluar acertadamente una situación del presente y tampoco puede acertar a proyectarla en el futuro.
- Lógica y organización del pensamiento: La manera de pensar no sigue patrones lógicos y coherentes dentro de un orden, sino que se presenta de forma desorganizada.
Cuando alguien se encuentra bajo los efectos del estrés puede aumentar su capacidad de percepción, de memoria, de razonamiento y de juicio, durante un periodo de tiempo limitado.
Sin embargo, cuando la tensión aumenta, sobreviene el declive. Es el momento en que se observan las dificultades en las capacidades intelectuales. Por ejemplo, uno de los primeros síntomas que provoca el estrés consiste en la dificultad para concentrarse correctamente y en la pérdida de memoria. Este fenómeno se aprecia en los estudiantes que acuden a un examen y, debido a la tensión del momento, no logran comenzar a responder las preguntas.
Sentimientos y emociones:
- Tensión: Dificultad para mantenerse relajado desde el punto de vista físico y emotivo.
- Hipocondría: Aparte de los desajustes físicos reales, se empieza a sospechar de nuevas enfermedades.
- Rasgos de la personalidad: Desarrollo de la impaciencia, la intolerancia, el autoritarismo y la falta de consideración por los demás.
- Ética: Los principios morales o éticos que rigen la vida se relajan y se posee menor dominio de sí mismo.
- Depresión y desánimo: Aumento del desánimo, descenso del deseo de vivir.
- Autoestima: Pensamientos de incapacidad e inferioridad frente a los demás.
Otra reacción psicológica del sujeto que se encuentra bajo estrés es la frustración. Este estado anímico lo irrita. Las personas que conviven con él suelen decir que 'está de mal humor'.
Frustración e irritabilidad sobrevienen al no conseguir resolver los problemas que le acosan a uno. Muchos especialistas han llegado a vincular estrechamente la frustración con la agresividad. Quizá sea arriesgado generalizar de este modo, pero es indudable que la frustración puede ser el factor desencadenante de conductas agresivas, y este es otro de los problemas que puede acarrear el estrés.
Actitudes y comportamientos:
- Lenguaje: Incapacidad de dirigirse verbalmente a un grupo de personas de forma satisfactoria. Tartamudez y descenso de la fluidez verbal.
- Intereses: Falta de entusiasmo por las aficiones preferidas, así como por los pasatiempos favoritos.
- Ausencias: Absentismos de tipo laboral, escolar o académico.
- Estimulantes: Aumento del consumo de alcohol, café, tabaco y otras drogas.
- Energía: El nivel de energía disponible varía de un día para otro y se suele mostrar a la baja.
- Sueño: Los patrones del sueño se alteran. Generalmente se sufre de insomnio, cayendo a veces en una extremada necesidad de sueño.
- Relaciones: Aumenta la tendencia a la sospecha. Se tiende a culpar a otros. Se pasan a otros las responsabilidades.
- Cambios de conducta: Aparecen reacciones extrañas que no son propias del sujeto.
No existen dudas de la relación entre el estrés y la inhibición del deseo sexual. El hecho tiene una explicación fisiológica simple. En el desencadenamiento del estrés, varias de las funciones orgánicas habituales se eliminan para hacer frente a la situación de alarma. Una de ellas es la función sexual.
El sexo resulta innecesario en los momentos de emergencia. Por tanto, se 'apaga' con la presencia del estrés. Tanto el varón como en la mujer, la relajación es necesaria para realizar el acto sexual con plena satisfacción. Para el hombre estresado, los principales problemas de esta índole son la falta de iniciativa sexual y la dificultad para alcanzar la erección.
Cuando se padece un cierto grado de estrés, pero no es muy elevado, el varón puede alcanzar la erección y el orgasmo, pero el placer y la sensación de unión con la pareja no resultan suficientemente satisfactorios.
En el caso de la mujer, las experiencias estresantes provocan desajustes en la ovulación e incluso pueden detenerla indefinidamente. De esta forma, se explican ciertos casos de esterilidad femenina.
ANSIEDAD:
Con frecuencia la persona que sufre estrés presenta síntomas de ansiedad, como la aprensión, la preocupación, la tensión y el miedo por el futuro. Es natural que quien padezca estrés también experimente ansiedad.
El estrés es como una montaña que hay que escalar. La ansiedad sobreviene cuando el sujeto analiza lo que le puede pasar si sucumbe en la escalada, en especial si las consecuencias del fracaso son penosas.
La ansiedad es una de las más peligrosas manifestaciones psicológicas del estrés. Es normal experimentar un cierto grado de ansiedad ante situaciones inciertas, pero la ansiedad excesiva es una forma de neurosis que no beneficia ni al sujeto ni a los que con él conviven.
DEPRESIÓN:
La depresión es uno de los riesgos terminales del estrés. Una persona que ha llegado a un estado de depresión ha pasado antes por la fase de alarma, ha permanecido largo tiempo resistiendo y ha entrado finalmente en la fase de agotamiento.
La persona que alcanza estos límites empieza a sentir los terribles síntomas de la depresión:
- Inestabilidad emotiva.
- Tristeza y melancolía.
- Insomnio, dificultad para conciliar el sueño con un despertar muy temprano.
- Fatiga, ausencia de fuerza física para las tareas más ligeras. Músculos debilitados. Apariencia corporal completamente decaída.
- Sentimientos de inferioridad y de reproche hacia sí mismo. Sensación de culpabilidad.
- Pérdida de apetito.
- Desgana general por todo, incluso por lo más deseable.
Sentir la incapacidad de superar la cuesta arriba del estrés conduce irremediablemente a un estado depresivo. De ahí que resulte tan importante actuar contra el estrés antes de haber llegado a esta situación límite para evitar males mayores.
La depresión es el problema con el que se encuentran los psicólogos y psiquiatras con mayor frecuencia. No siempre su origen se debe al estrés, pero sí lo hace en un elevado número de casos.
En la Kinesiología tenemos diferentes test musculares que nos hablan de hipotálamo, hipófisis, pineal, tiroides, timo, estómago, sistema nervioso autónomo, sistema emocional, etc. Con esta información buscamos la mejor manera de apoyar en el proceso. Estructuralmente, nutricionalmente, emocionalmente o según la necesidad del paciente.
Ejemplo Estructural: Técnica de subluxación y fijación. A través de esta técnica se liberan vertebras que a su vez liberan presión en el sistema nervioso autónomo. Con esta liberación estamos apoyando y nutriendo nervios simpáticos y parasimpáticos, que a su vez ayudan a órganos y vísceras que están conectados a ese sistema nervioso. Los chinos a la columna le llaman el árbol de la vida.
Ejemplo Nutricional: Técnica para las suprarrenales que se agotan por la sobreproducción. La parte exterior de la glándula, llamada corteza suprarrenal, produce las hormonas cortisol y aldosterona. La parte interior de la glándula, llamada médula suprarrenal, produce las hormonas adrenalina y noradrenalina. El músculo sartorio es un músculo reflejo de esta glándula y a través de él podemos saber qué nutrición le viene bien para mejorar su funcionamiento y nutrición.
Ejemplo Emocional: Muchos de los procesos de nuestra vida tienen un componente emocional, como una separación, el trabajo, las relaciones tóxicas, ser competitivo, el entorno, y un largo etc.
En Kinesiología unas de las técnicas que más usamos son las flores del Dr. Bach. Sin embargo, también tenemos puntos en el cuerpo que son llamados receptores de estrés. Cuando pensamos en un proceso que nos altera el cuerpo lo refleja en una debilidad muscular momentánea, situación que el kinesiólogo/a aprovecha para realizar ese diálogo y saber la mejor forma de apoyar ese proceso.
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